El futuro llegó, y hace rato.
Mamita, cómo pasa el tiempo. En qué estamos? Dos mil cuánto? Dos mil ocho, hermano, dos mil ocho! Para vos, que como yo, seguís pensando que una cosa que pasó en el
noventayalgo fue hace un par de años: en cualquier vamos a entrar en la segunda década del segundo milenio, así, de golpe y porrazo, antes de que nos demos cuenta. Sí, no se preocupe, estamos todos tan indignados como usted. Pero entre "no puede ser" y "pusiste mal la fecha, dice 08", los años siguen pasando (salvo el año del Mundial, para el cuál falta mucho, mucho tiempo).
Para peor, no hay partes positivas en el asunto! Hace 50 años, a la gente le aseveraban que para el 2000 iba a haber autos voladores, viajes a Marte, y mil
paparruchadas automáticas más para que compren los burgueses. Y eso por no hablar de la ropa que iba a usar la gente: brazaletes y pseudo-armaduras de aluminio y papel metalizado, adornos circulares y cónicos que harían sonrojar a
Súper Sónico. Además las escaleras serían todas automáticas y no se te cortaría la luz cuando pusiste el almendrado en la heladera. Y resulta que estamos en 2008 (dos-mil-o-
cho, se entiende) y cuántas de esas cosas hay? Ninguna! No hay nada! No tenemos nada de lo que nos prometieron (
otro engaño más de los medios de comunicación, señora).
Y no sólo no tenemos nada, sino que además, todavía no podemos lograr que funcione bien el "Abra aquí" de las
galletitas! Cómo va a colonizar
marte una civilización que todavía no ha logrado diseñar una funda para el paraguas que se pueda volver a poner después de que la sacaste la primera vez? (o que al menos no se pierda). Y no es lo único: 2008 y todavía tenemos que resignarnos a tirar hacia arriba de ese garfio infecto de metal que queda al descubierto cuando se rompe la cadena del inodoro, 2008 y seguimos sin saber qué hacer con los márgenes agujereados que les sacamos a las hojas de los cuadernos anillados, 2008 y le tenemos que acomodar un despreciable cacho de cartón al parabrisas para que nuestro auto no se vuelva un horno de cremación, ni nuestro tablero un roca desértica y cuarteada.
Hoy, en Lleno de Descartes: los tres inventos en los cuales los científicos de todo el globo deberían ponerse a trabajar YA MISMO.
1: El catador de empanadas:Ah, imprescindible, vital, urgente. No puede ser que luego de un acto tan inocente y simple como pedir dos docenas de empanadas, tengamos que someternos al complicado proceso de adivinar de qué gusto es cada una de las mismas. Es
indignante. Los "
prestame que la corto un poquito", los "debe ser de
Roquefort eh,
mirá que yo para ésto me doy maña" y los "
mordé sin miedo" tienen que ser una cosa del pasado. No puede ser que en pleno 2008 (sí, dos-mil-o-
cho, dos-mil-o-
cho) tengamos que seguir siendo empujados a tal acto de infamia y de humillación moral. Y ni hablar de las tensiones y acusaciones cruzadas que despierta, ni su habilidad para desvelar antiguos celos ocultos. Ejemplifiquemos:
Pablo:-Mmm, ¿por qué quedan cuatro?¿Cuántas te comiste vos?
Mariana:-Yo me comí las cuatro que me pedí, y listo. ¿Cuál es el problema?
Pablo:-No, es que deberían quedar cinco, no me da la cuenta. Alguno se comió alguna de más
Sergio:-Uf, vos siempre con lo mismo. Por ahí nos trajeron una de menos. ¿Por qué no
llamás? Son unos sinvergüenzas estos...
Pablo:-No creo, a mí me parece que alguien comió más de las que pidió. Aparte yo me pedí 2 de atún, una de humita, y una de verdura, y si bien comí sólo las de atún y la de humita, ninguna de estas cuatro es de verdura.
Mariana:-¿Seguro que no?
Mirá, ésta tiene cara de ser de verdura
Pablo:-¡¿De verdura?! ¿Pero no ves que es de cebolla y queso?¿Cómo va a ser de verdura? Por favor. Alguno de ustedes se comió mi empanada de verdura.
Mariana:-Al final vos siempre con lo mismo flaco, qué
hinchapelotas. Por ahí te la comiste vos mismo, sin darte cuenta
Pablo:-Ah, ¡entonces te la comiste vos!¡Judas!¡Mil veces Judas! Y encima
querés desviar la atención hacia otro lado, encima me
querés echar la culpa a mí. Siempre fuiste una
degeneradita.
Mariana:-¿Pero quién te
creés que sos,
salame?
Jodete si te falta una empanada. Ojalá me la hubiera comido yo. Te la vomitaría en este instante, arriba tuyo. Qué tipo insoportable. Siempre igual vos.
Sergio:-Chicos...
Mariana:-Me invitaste sólo porque me
tenés ganas, flaco, y me
querés levantar. ¿Te
creés que yo no me doy cuenta? Si sos un enfermito, ¿quién te quiere a vos? Salí, no me llames más
Pablo:-Ah, y encima le agarra la histeria. ¿Que yo te tengo ganas? Te invité porque me
tenés cansado llamándome a cada rato, y te quería aclarar cómo son las cosas. Sos una
pelotuda.
Sergio:-Che, Pablo...
Mariana:-¡Encima te
hacés la víctima!
Cararrota, sinvergüenza. Ya apenas te conocí me di cuenta de que eras un loco de mierda. Eso sos: un loco de mierda.
Sergio:-Pará, che, Mariana...
Mariana:-¿Y qué
carajo querés, vos?
Sergio:-¿Esa de ahí atrás no es de verdura?
Mariana:-¿Cuál..?
Pablo:-A ver...
mmm, ¿
sabés que sí?...
Mariana:- Ah, ¿esa?. A ver. Sí,
tenés razón. Claro, yo la miraba de acá, dada vuelta, pensé que era una
A de Atún.
Pablo:-Sí, sí, está medio borroneado.
Mariana:-Sí, estos locales...
Pablo:-Je je, sí, ¿qué loco, no?
Mariana:- Je je sí,
je je. Quién lo hubiera dicho.
Pablo:- Che, cuando te dije que...
Mariana:- No, sí, está bien. ¿Qué haces el viernes?
Creo que queda más que claro. Cómo se descubre la gente al tener que averiguar el gusto de las empanadas! Los cautos, oliéndolas como quien no quiere la cosa; los incisivos, que van al frente y la cortan a la mitad con un cuchillo y luego miran el relleno con un sólo ojo; los egoístas, que le muerden un
pedacito sin importarle la consideración del resto; los tímidos, que eligen la empanada que no le gusta por no preguntar cuáles son las de pollo; los desinteresados, que agarran cualquiera y se la comen aunque no les guste; los despistados, que se acaban una de carne cortada a cuchillo pensando que era de carne y morrones. Y así los inteligentes, los torpes, los generosos, los solidarios, los ambiciosos, los déspotas, los apurados, los interesados, los badulaques,
ecéctera.
Creo que se hace entonces imprescindible la inmediata aparición del Catador de Empandas, artefacto capaz de
botonear el sabor de la misma con sólo acercarlo a ella.
Cuánto se ganaría de valioso tiempo, y cuántas discusiones se evitarían!
2: El Dispositivo Auto-Regador para Biromes¡El cielo me oiga! Quién
puediere decirse invicto del tormentoso castigo de no encontrar en toda la casa
lapiceras que funcionen.
Bien sabemos que la tinta de las
biromes del orden de las
Bic tiende a secarse rápidamente y a hacerlas inservibles justo en el momento en que las necesitamos. De hecho, el nivel de
disfuncionalidad de estos utensilios parece ser directamente proporcional a la necesidad que tiene uno de hacer uso de ellos. Por ejemplo: uno se sienta al escritorio, dispuesta a buscar algo en la agenda, y sin querer manotea un tarro lleno de
biromes que se caen al suelo. Pues bien: todas estas
biromes, que usted tendrá que recoger trabajosamente una a una, funcionan. Funcionan, y además son muchas, como para hacerle perder mucho tiempo. Continuemos: recibe una llamada importante, alguien que tiene que dejarle un mensaje trascendental a algún otro habitante de la casa. Qué se le ocurre hacer a esa persona? Decirle
"poné que tiene que ir mañana a las seis a... ¿estás anotando?". Usted le dirá: "
sssí, sí,
esperá que busco una
birome", y rápidamente mira al lapicero ubicado al lado del teléfono. Adivine: no hay ni una sola. Casi inútil será que corra a la cocina, o al
living, o al estudio, o al cuarto de su hija: no será capaz de encontrar ni una.
Incluo el tarro que usted había tumbado accidentalmente el otro día habrá desaparecido. Sin embargo, a veces buscar, tendrá su premio: usted terminará hallando dos o tres
lapiceras. Y procederá a decirle a quien telefonea: "Sí,
dale,
decime". Pero no servirá de nada que usted pase una y otra vez la
birome por esa letra
D marcada en surcos en el papel: no saldrá nada de tinta. Lo mismo pasará con las otras
lapiceras (y todo esto si es que ha tenido suerte y ha encontrado una hoja de papel, que es algo que también suele evaporarse en el aire en esas circunstancias).
Nótese la causa de este inconveniente: es la tinta que se ha secado dentro del cartucho.
No le crea a sus compañeros del trabajo: ni soplarla, ni
amasarla entre sus manos, ni prenderla fuego conseguirá que una gota de tinta se desprenda de la bolita situada en la punta de la
birome.
Como un llamado a la solidaridad, pedimos urgentemente la creación de un dispositivo que, ubicado dentro del cartucho de estas
biromes, evite que la tinta se seque, y mantenga la pluma en condiciones.
3: Envase plástico no-desmenuzable para sorbetes
Si bien considero que este tercer invento tal vez sea imprescindible sólo para mí, creo que debería ser considerado por las gentes de todo el mundo.
Porque pregunto, y los apunto
inquisdor con mi dedo índice: Acaso alguno puede decir que jamás ha sufrido a algún compañero gracioso y medio tarambana que provisto de una
pajita, su papel protector y la saliva de su boca se convierta en el más insufrible de los seres sobre la tierra?
No existe en la
tropósfera toda nada más molesto que un zanahoria soplando, cual indígena amazónico, bolas ensalivadas de papel a los cuellos y a las nucas de quienes lo rodean.
Se trata de seres viles y canallescos que sólo recapacitan con un buen sopapo en el medio de la cara.
Y la causa del problema consiste en la simpleza su ejecución, y la efectividad de sus resultados. Abyectos gandules que no son capaz de calentar agua para el mate, son de todas formas perfectamente capaces de seguir sin errores el sencillo algoritmo que es necesario para disparar esas infectas bolas de baba. A saber:
A- Conseguir un sorbete plástico sin morder, papel vegetal de tipo corriente, un pelado con una nuca
invitanteB- Cortar un pequeño trozo de papel, pudiendo éste ser cuadrado o rectangular, de no más de 2 mm de ancho y no más de 4 mm de alto
C- Hacer del papel, con los dedos, un bollo de forma
cuasi-esférica, a fin de facilitar su recorrido por la
pajitaD- Introducirlo en la boca y
rumiarlo durante unos segundos hasta empaparlo íntegramente de saliva
E- Llevarse el sorbete a los labios, y utilizar la zona del extremo más exterior de la lengua para empujar la bola de baba hacia la boca de la
pajitaF- Apuntar a la nuca del pelado, cuando este no pueda advertir nuestro accionar y mostrar su indignación pegándonos una patada en la frente
G- Soplar
H- Dejar caer nuestro armamento en el regazo, y preguntarle la hora a la persona más próxima, para demostrar que de ninguna manera pudimos haber sido nosotros los que estampamos ese pedazo de inmundicia en la parte posterior de la cabeza del indignado calvo
Sería un iluso si creyera que la imbecilidad de la raza humana puede curarse con algún invento. Pero al menos, pido la creación de un envase protector de sorbete hecho de algún
polímero no
seccionable en
pedacitos, para disminuir, aunque sea, la enorme facilidad con que este aberrante procedimiento puede ser llevado a cabo.
Bueno, ya pueden mirar
éste video, o sino
éste, de un flaco que simula un
beatbox con la boca (esos tipos
re locos -usualmente
raperos- que hacen los ruidos que resuenan del boliche de la vuelta a través de los 25 centímetros de concreto); y también
éste, donde Diego
Capusotto procede a leernos el testamento verídico de
Jim Morrison; y finalmente, la frutilla del postre: el
video del
Virtual Haircut. Es para escucharlo con auriculares: uno se los pone, y escucha este audio especialmente producido para que se sientan los sonidos como provenientes de diferentes distancias y ángulos, y hasta en un momento te dicen que te van a poner una bolsa en la cabeza y vos SENTÍS cómo te ponen la bolsa en la cabeza (así,
clarito, te ponen la bolsa en el
marulo y lo sentís, lo sen-
tís.... cosas de primer mundo, vio...)
Dijo Manuel Saraceni,
el que le miente a su terapeuta