viernes, 15 de febrero de 2008

Descargo (I)

Suena la campana, lector, y Lleno de Descartes se inclina ante usted para darle la bienvenida. Permítanos el sombrero y el bastón, estire las piernas, y acepte esta taza de café. Siéntase como en su casa.

Déjenos aclarar sus dudas:
Indefenso y desamparado como nosotros, se encontrará usted aquí con los espantos más insufribles, las abominaciones más atroces, y las aversiones más estremecedoras que pueda imaginar. Se topará con las más espantosas prácticas, así como con las más nobles costumbres. Tropezará con los más espeluznantes detalles de todo aquello que nos moleste, aunque sea un poquito.

Le proponemos un recorrido edificante por las más viles nuevas de nuestros tiempos, para sacudirnos del traje las decadentes pelusas de frivolidad que día a día depositan en nuestros hombros el ridículo accionar de entidades tales como los Posteadores de Fotologs, los Olvidadores del Pasado, los Contadores de Cuentos Verdes, los Amantes del Negocio, los Reenviadores de Mails, los Compradores de Chatarra, y los Escritores de Weblogs.

Ofrecemos acercale un sinnúmero de inútiles informaciones que tal vez sirvan para ver el sol en las tardes de lluvia y provocar chaparrones en noches de calor, para enriquecer el alma y calentar la cultura, mas no para obtener tesoros y riquezas.

Le arrimaremos las bondades del pasado y las sorpresas del presente. Porque no es verdad que todo tiempo pasado fue mejor. Como mucho, había menos coches. Pero nada más.

E
speramos, querido leedor, que le sea de provecho. En caso contrario, puede usted saturar nuestro Libro de Quejas. Tal vez no hagamos mucho para resarcirlo, pero al menos sabrá que es injusto.


Desde la esquina más olvidada
bajo el farol más oscuro,
Manuel Saraceni, y Ezequiel Bahilio.

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