miércoles, 27 de febrero de 2008

Un perro andaluz - Luis Buñuel y Salvador Dalí

Un perro andaluz es un cortometraje de 17 minutos de duración, mudo (en 1960 se le agregaron los motivos de Tristán e Isolda, de Richerd Wagner, y un tango) escrito, producido, dirigido e interpretado por Luis Buñuel en 1929, con la colaboración en el guión de Salvador Dalí. Según dice Buñuel, el corto tuvo su origen en la confluencia de dos sueños: Dalí le contó que soñó con cientos de hormigas que pululaban en sus manos, y Buñuel le refirió que había soñida con una navaja que cercenaba un ojo.

Esta película es considerada un ícono del cine surrealista. Transgrediendo de varias maneras una gran cantidad de esquemas, pretende impactar al espectador a través de la agresividad de la imagen. Remite todo el tiempo al delirio y al sueño en el uso de las escenas, que no se suceden cronológicamente. El rodaje tardó quince días.

Por influencia de las teorías de Sigmund Freud, el surrealismo admitía imágenes oníricas dentro de sus estructuras. Así, toda la cinta puede definirse como una sucesión de sueños encadenados.
"La extensión de la descripción de los planos de esta película es obligada si se quiere dar cuenta de su carácter de poema en imágenes, cuyos hallazgos visuales proceden en gran medida del poemario homónimo que Luis Buñuel tenía listo para la imprenta en 1927." Hasta aquí, Agustín Sánchez Vidal (en el libro "Luis Buñuel, Obra Literaria"). También podemos descubrir en esas imágenes muchas de las obsesiones de los autores: ocurro así con la crítica a la educación eclesiástica, la represión sexual, el burro descomponiéndose, la mano con hormigas (como dijo Dalí), y el cuerpo femenino, entre otras. De hecho, muchas de las tramas presentes en el corto eran patrimonio del ambiente creativo de la Residencia de Estudiantes, en Madrid, donde coincidían Dalí, Buñuel y García Lorca. En muchos de los casos, incluso, las ideas provenían de Pepín Bello, un residente que no legó obra creativa alguna.

La escena más famosa de la película, la del ojo cortado, parece evidenciar uno de los pilares del surrealismo: una especie de intento de cegar la mirada convencional para que surja la mirada interior. Así lo expresa el poeta francés Benjamin Péret:

"Si existe un placer
es el de hacer el amor
el cuerpo rodeado de cuerdas
y los ojos cerrados
por navajas de afeitar"


El mismo Buñuel explica: "Para sumergir al espectador en un estado que permitiese la libre asociación de ideas era necesario producirle un choque traumático en el mismo comienzo del filme; por eso lo empezamos con el plano del ojo seccionado, muy eficaz".

La originalidad del corto radica en cómo destroza las convenciones de la narrativa fílmica habitual (el modo de representación institucional, o MRI) buscando abolir con la mímesis aristotélica (la imitación de la naturaleza en el arte) en la cinematografía, como ya se había hecho en la pintura y en la literatura. Debido a todas estas novedades, la cinta fue aclamada entre las elites culturales parisinas. Algunos nombres que se han encargado de aplaudir la obra, fueron Pablo Picasso, Le Corbusier, Jean Cocteau, Max Ernst, René Magritte, Jean Arp, Pierre Unik, Louis Aragon, Tristán Tzara, y en general, el resto de los muchachos de Bretón; quienes coinciden en que Un perro andaluz es el ejemplo perfecto de surrealismo cinematográfico.



Un perro Andaluz - Escena del ojo cortado

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